Jesús A. Rondón
Al analizar el chavismo, es necesario no olvidar las experiencias históricas de movilización del pueblo en América Latina, en particular la Argentina y la evolución del peronismo. Los argentinos al igual que nosotros, fuimos movilizados por un liderazgo carismático, que dejó en segundo plano las estructuras de organización, como las que mantienen la revolución nicaragüense y cubana. Al perecer el líder, que administra las tensiones en el proceso y construye un orden, los actores se disputan la capacidad de asegurar una orientación en particular.PUBLICIDAD
Los actores políticos que se disputan la correlación de poder dentro de la revolución bolivariana exponen su lealtad al líder ausente y esgrimen sus ideas para legitimar sus planteamientos, encontrando un terreno fértil, pues en la evolución política y discursiva del líder van a contar con frases o reflexiones que pueden presentar posiciones contrapuestas sobre un asunto.
Desde hace rato, en el seno del chavismo se viene dando una reconfiguración del proyecto en la revolución, en un escenario de agresión contra el país; claro, está reducido a un sector político que lleva el timón y que excluye a factores políticos históricos, pero no mayoritarios. En este contexto ubico las recientes palabras del presidente Maduro, quien dice que pone el pecho y se hace responsable del rumbo actual. En los hechos, Maduro admite posiciones divergentes, asumiéndose como líder que las escucha, pero manteniendo su posición.
Las consecuencias de esta dinámica para el chavismo son al menos cuatro: 1. Un discurso lejos del originario, sin calificación binaria, 2. Evolución hacia lo heterogéneo, con múltiples expresiones e identidades, 3. Un espacio que termina siendo un encuentro político, donde se anidan ideas de izquierda y derecha, 4. Disputas en todos los terrenos por asumir la dirección, con arreglo a conductas inescrupulosas para dirimir el conflicto.PUBLICIDAD
No se engañen quienes ven el fin del chavismo o están nerviosos por su fractura, el chavismo en su conjunto, asume entre otros principios claves, una postura antiimperialista y la defensa de la soberanía. Y continuará como cualquier otro proceso de construcción de alter capitalista, redefiniéndose de manera conflictiva y con una oposición sosa y dispersa, además.