(VIDEO) Día Nacional de la Salsa en Venezuela: Cuatro de sus protagonistas nos cuentan su historia

Por: Lil Rodríguez – Aporrea 

5 DE OCTUBRE: DÍA NACIONAL DE LA SALSA EN VENEZUELA.

Credito: 5 de octubre: Día Nacional de la Salsa en Venezuela.

Caracas, octubre 5 – Este lunes 5 de octubre la Salsa se viste de gala. Es el día del natalicio de Phidias Danilo Escalona en Caracas y en 1933, para alegría de Venezuela y del mundo afiliado a la sabrosura salsera. Phidias estaría cumpliendo 87 años.

Desde el momento de su partida física el 24 de junio de 1985 los venezolanos hemos adoptado espontáneamente el 5 de octubre, su fecha de natalicio para rendirle homenaje al creador del Concepto Salsa para referirnos a la amalgama de géneros musicales afro latino caribeños que configuran raíces socio-culturales (étnicas, rítmicas y simbólicas) más importantes.

Posteriormente, en el año 2004 se elevó la petición formal ante el ministro de Cultura de entonces, Francisco Sesto Novás (Farruco) para que el 5 de octubre fuera declarado Día Nacional de la Salsa en Venezuela. El ministro aceptó e inclusive hubo programación ese año para la salsa venezolana. Pero no hubo firma de Decreto porque no hubo Decreto.

En 2019 el entonces alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez firmó el decreto del Día Municipal de la Salsa para la capital venezolana.

Este 2020 un colectivo de músicos, locutores, periodistas e investigadores nos articulamos para solicitar que oficialmente se declarara en Venezuela el 5 de octubre como Día Nacional de la Salsa. Se recogieron firmas por diferentes vías y Javier Key, presidente de Corazón Salsero las llevó ante el ministro de Cultura Ernesto Villegas, quien a su vez elevó la propuesta ante la instancia superior, la instancia presidencial. Y fue aprobada. Este lunes esperamos conocer el número del Decreto que valida la aspiración de los salseros venezolanos, quienes reivindicamos a una salsa endógena, con raíces propias, nacida de nuestras circunstancias sociales y culturales.

Protagonistas

Hay cuatro nombres definitivamente vinculados al surgimiento de la salsa en Venezuela: Phidias Danilo Escalona, Federico Betancourt con «Federico y su Combo Latino», Ray Pérez con «Los Dementes» y Olinto Medina con El Sexteto Juventud».

Nuestra compañera aporreadora Lil Rodríguez tuvo la oportunidad de entrevistar a los 4 grandes protagonistas de lo que hoy celebra la Venezuela Salsera y compartimos esos trabajos.

¡Que viva la Salsa!

1- PHIDIAS DANILO ESCALONAPhidias Danilo Escalona

Nació en la hermosa y tradicional parroquia de La Pastora en Caracas el 5 de Octubre de 1933, el mismo día del natalicio de Ismael Rivera, aunque no el mismo año. Su madre, que del padre no habló, le puso ese nombre en homenaje al escultor griego,porque una cosa era la austeridad y otra la fineza de espíritu de su vieja, que era enfermera y trabajaba mucho para mantenerlo. Phidias solía acompañar a su mamá en las faenas y así se entretenía. Así fue como la acompañó desde el primer día de un nuevo trabajo que le ofrecieron y que ella aceptó aunque no se trataba de asuntos de enfermería. Así llegó Phidias Danilo al entonces joven circuito de Coraven, donde su madre sería Jefe de Mantenimiento.

El asunto está en que Phidias se vio cautivado por aquél enjambre de personas famosas que entraban y salían y que él admiraba desde su mirada de niño. Y se vio llevando café y comprando periódicos para esos personajes de la 1 BC, de Ondas Populares, de la radio pauta , de la historia hablada.

Phidias se fascinaba con cada café que le llevaba a Héctor Hernández Vera, a René Estéves, a Rubén Darío Villasmil y a quien marcaría definitivamente su vida, Pancho Pepe Cróquer.

Etapa de oro, del que brillaba de puro auténtico , Phidias se hizo indispensable para los locutores: café, los cigarrillos, los periódicos, los mandados. Entre todos le pagaban, fuera de nómina, por supuesto, una real pendejada, pero Phidias se sentía millonario porque aparte de sentir que esos famosos valoraban sus mandados, podía ayudar a la vieja con alguito.

De tanto llevar café Phidias se metió de una vez por todas en la cabina de Ondas Populares. Total, si pasaba las horas entrando y saliendo, bueno era que se quedara adentro, viendo, como espectador principal cuando nadie tenia ese privilegio a Pancho Pepe haciendo comentarios, a Hernández Vera dramatizando y a Mister Chips haciendo pronósticos hípicos junto al doctor X. Le entró también desde entonces pasión y locura por los caballos.

Con el tiempo llegó a tener uno tan malo y deshidratado que lo llamaban «el tragasueldo del locutor». Pero lo tuvo.

En olor de radio Phidias se hizo adolescente, mozalbete, que dicen, y joven. Y con la juventud se le perfiló la voz, y tan notorio fue el cambio que el propio Pancho Pepe Cróquer se le ofreció para iniciarlo en los asuntos del micrófono…narrando béisbol. Y de verdad que lo formó, pero el maestro no llegó a ver al alumno narrando pelota. Pancho Pepe perdió la vida en una prueba automovilística al norte de Colombia. Era el año de 1955, el año de la primera miss Mundo venezolana, Susana Duijm, el año de la muerte de Andrés Eloy Blanco, otro venezolano muerto fuera de la patria, el año en que dos caballos nacionales, El Chama y Préndase, arrebataban la gloria a los norteamericanos. Muerte de Pocaterra para que Panchito Mandefuá pasara a la inmortalidad literaria. Era 1955. Phidias tenía ya 22 años. Con el tiempo el joven negro de La Pastora llegaría a transmitir el campeonato mundial de béisbol juvenil, a través de radio Continente.

Antes de la muerte de Pancho Pepe Cróquer, con un Phidias de 21 años llegaron a su alma las palabras de Manuel Dessman, el discotecario de Coraven. Desssman quería que Phidias fuera su asistente ya que sus labores como músico y compositor no le permitían atender la discoteca a plenitud. Phidias aceptó y Dessman, implacable como jefe lo hizo aprenderse mas de 5.000 títulos de discos … de memoria. El mandado estaba hecho. Phidias, con toda la vivencia de la cabina a cuestas, al llegar al seno de la música quiso hacerse, definitivamente locutor. Y comenzó a prepararse. Su voz, aunque él no lo dice, de modestia innata que tiene, siempre fue grave, pastosa, no engolada. Con la maravilla de maestros que tuvo desarrolló un estilo único e inconfundible. Con todo eso, con un Pancho Pepe y un Dessman fajados junto a él, lo rasparon en la primera prueba para optar a su título ( no certificado) de locutor.

Insistió y el 24 de marzo de 1955 Phidias Danilo Escalona tenía toda la legalidad del mundo para transmitir libremente. Había aprobado. Era un profesional.

Eran tiempos de la estampida de la radio hacia la recién llegada televisión; eran tiempos de «Corazón de melón» con Fajardo y de «El bodeguero» con la Aragón. Los marcianos habían llegado bailando cha cha chá y el mambo causaba también estragos.

Phidias recordó que sus primeros trabajos profesionales los hizo como suplente de Efrain de la Cerda y de Carlos Estrada en Ondas Populares. No le pagaban nada pero él, Phidias, estaba feliz porque practicaba en ese programa, «atracciones Beltrán-Girón», y sentía que crecía. Tenía conciencia de que el título de locutor no le daba automáticamente la dicción, y sufría por ello. Le llamaron la atención y hasta lo amenazaron con botarlo de la radio si no mejoraba en la manera de pronunciar las palabras. Y el negrito de la Pastora se esmeraba. Apareció entonces el ángel salvador que sustituyó en la enseñanza a Pancho Pepe. Francisco Amado Pernía lo orientó con toda la sobriedad que su trayectoria imponía. Y cuenta Phidias que mejoró tanto, pero tanto, que lo volvieron a llamar de la dirección de la radio, esta vez para felicitarlo.

El hit parade Latino de Beltrán Girón se hizo trampolín. Phidias, por mejorar, se ganó el derecho de hacer guardias fijas en el programa «Trabaje usted con música». Y ahí se le volvió a cambiar la vida.Phidias Danilo Escalona 
Autor: UNCAS

Peter Bottome, el gran jefe de Coraven, lo mandó a buscar y le ofreció el mando general de todas las discotecas del circuito. Y fue grande la alegría, con el único detalle de que duró poco. Bottome le daba el mando, pero tenía que ser una sola cosa: O la discoteca, o la locución. Phidias Danilo Escalona optó por la locución y, además, renunció a Coraven. Sin pensarlo.

Se echó a la calle a buscar empleo y así entró a Radio Rumbos de la mano de Aquilino José Mata padre, de Nicolás Colmenares y de Felipe Serrano. Desarrolló en la emisora ubicada en la esquina de Aserraderos dos buenos programas: «Festival de las grandes favoritas» y «Stereo Rumbos». De este último dice que no había nacido el programa que lo superara. Unas de cal y otras de arena, Radio Rumbos decidió cambiar el estilo de la programación. Phidias no cuadraba con el nuevo estilo, y se fue, sólo que a República Dominicana.

No trabajó en Quisqueya. Solo conoció al hermano país y regresó, en 1962 para ingresar a Radio Difusora Venezuela con el visto bueno de Pablo Sosa Guzmán y de Abelardo Raidi H (padre). Ya había definido su gusto por nuestra cosa latina, en el idioma madre, castellano y con criterios de vanguardia. Radio Difusora le quedaba perfecta y él, Phidias, estaba de lo mas contento. Además, quería hacer su programa propio, no trabajar en algo creado por otros, o puras guardias. Quería vaciar lo que guardaba en su cabeza, y lo que guardaba en su mente era la idea de un programa estrictamente latino, mas bien caribeño.Y los ángeles custodios le ayudaron, una vez mas.

Cuenta Phidias que uno de los programas de la emisora, «La fiesta brava de Cipreses» salió del aire de forma inesperada. Debía su nombre a la esquina donde estaba ubicada la emisora. Phidias no lo pensó dos veces y enseguida hizo la solicitud del espacio. Se lo dieron. Y empezó a buscarle el nombre.

Con esa búsqueda Phidias Danilo Escalona cambió la historia de la música popular del Caribe. Y se inmortalizaría.

SALSA

Pensaba y pensaba y no se le ocurría nada. Salió a almorzar con el Guajiro González, promotor venezolano recién llegado de Nueva York. Al almuerzo se unieron Charles Mike Huchinson y Luis Augusto Mayora. Phidias cuenta que pidieron una parrilla para los cuatro. En algún momento de ese almuerzo alguno de ellos dijo «Pásame la salsa». Y los cuatro quedaron electrizados. Ese era el nombre que andaba buscando. Lo demás fue celebrar junto a los amigos sin pensar que no solo había nacido el nombre de un programa, sino un nuevo concepto para abordar la música caribeña según las nuevas tendencias, que se sentían pero no tenían definición.

Luego del almuerzo Phidias comenzó a redondear la recién nacida idea. Después de mucho pensar el asunto quedó «La hora de la salsa, el sabor y el bembé». El nombre quedaba muy bien. El programa se iba a transmitir al medio día, a la hora del almuerzo de los venezolanos y era auspiciado por una salsa de tomate, la Pampero.

Phidias además rompía de esta forma otro esquema. Se enfrentaba al reto de hacer un programa alborotadamente musical, latino, en un horario rigurosamente reservado hasta entonces a los noticieros estelares de las emisoras. No tuvo miedo. La vida lo había preparado para asumir retos.

Preparó su artillería musical acudiendo a ese bagaje que le había sembrado Manuel Dessman y a los discos tanto de él, de Phidias como de sus amigos, sobre todo el guajiro González. Phidias tuvo así su propio programa. Vio su sueño hecho realidad. Y tuvo éxito.

Ya conocía a Tito Rodríguez. En realidad conocía a muchos músicos tanto de las tendencias tradicionales como del nuevo movimiento surgido en Nueva York al amparo de circunstancias bien específicas. Pero con Tito Rodríguez había mas que una relación, una tremenda amistad, amistad que los llevó al compadrazgo. Tito le echaba bromas por el tremendo bigote que ostentaba Phidias, irreverente en la forma como en el contenido. Y Tito se alegró del éxito de su compadre, le compuso un tema y se llevó a Nueva York la palabra mágica que servía de emblema a tanta irreverencia radial y personal. Indudablemente uno de los primeros discos que trabajó Phidias fue el de Federico Betancourt, su amigo, el director del Combo Latino, quien había bautizado su primer álbum como «Llegó la salsa». Historias que se repiten, como la de los genios que no conociéndose piensan en lo mismo, al mismo tiempo. Maravilla que localiza el nombre, la acepción contemporánea de la palabra aplicada a la música en territorio venezolano. Fuerza de la historia para un ambiente, para un género surgido en Estados Unidos con nacionalidad caribeña y pasaporte venezolano. Milagros que solo se dan en el Caribe.

A las pocas semanas de estar en el aire el programa, ya había tumbado a los noticieros en el gusto de la población trabajadora de Caracas, ciudad que seguía dividida socialmente entre el Este y el Oeste. Y los del Oeste, los sufrientes y dolientes de las circunstancias sociales mas particulares que haya vivido la Venezuela moderna no vacilaron en dar su respaldo a Phidias, a lo que representaba su irreverencia, y la música que colocaba tanto de allá como de los venezolanos para quienes la música «antillana» no era en absoluto desconocida y, todo lo contrario, era trabajada con parámetros bien definidos, » a lo venezolano».

Tito Rodríguez se encargaría de popularizar el término en Nueva York. Salsa se hizo un símbolo, el símbolo que no llegó a soñar Piñeiro cuando compuso su crónica hecha Son, en 1932 a partir del butifarrero que vendía su mercancía en Catalina, en la vieja Habana de la salsita prostibularia y pobre. Pero rica. Corría el año de 1966. Phidias Danilo Escalona tenía 33 años. La edad de Cristo.

Tres años duró «La hora de la salsa» en Radio Difusora Venezuela. Las diferencias económicas y de conceptos hicieron crisis. Los dueños de la estación acusaban el golpe burgués en contra de tanto perol sonando al medio día y, bueno, a Phidias comenzaron a cerrarle el círculo. No le gustó nunca discutir. Se marchó con su programa para «La Voz de la Patria» con otro nombre «La verdadera hora de la salsa», que así estaban las cosas, y en Cipreses habían seguido con el programa y otro locutor. La fidelidad del oeste siguió intacta con él. Le pasó lo que en Radio Rumbos. Cambiaron el estilo de La Voz de la Patria, la vendieron, le cambiaron el nombre por el de Radio Capital, le inyectaron rock and roll en las venas… Y Phidias comenzó a peregrinar. Radio Tropical, Radio Tiempo, Ondas populares otra vez, Radio Girardot en Maracay, Radio Continente en Caracas…

Otros locutores asimilando el estilo de Phidias, y a la salsa como tal abrieron sus programas. Phidias entre tanto presentaba espectáculos salsosos, llegaba al Madison Square Garden en plan de anunciador, recibía homenajes, sufría la muerte de su compadre Tito y aceptaba los vaivenes de la vida. Comenzó a transmitir boletines de tránsito en Continente, de donde, dice, lo botaron porque sospechaban que era adeco. Llegó de esta forma a Radio Aeropuerto, la emisora que comenzó con voces femeninas dando partes aéreos matizados con la mas bobalicona música que se pudo escuchar en ese entonces. Aeropuerto también había cambiado su estilo y se había entregado por completo a la pasión salsera, con audiencia garantizada. Por muchas razones no se adaptó. Tenía que dejar Radio Aeropuerto. Prefería estar desempleado. Fue entonces cuando lo llamó Marcos Fernández Solís, de los buenos hombres de radio de la vieja guardia, la que lo formó a él, a Phidias, y lo devolvió a Radio Tiempo, la última estación radial en la que trabajó.

CASOS Y COSAS

Siempre se le conoció con un zarcillo en la oreja derecha. Dijo que era el símbolo de su pertenencia a una religión africana de origen congo en la cual era hechicero mayor en grado segundo. Se le conoció siempre por el gesto envolvente que hacía con su brazo en los conciertos para presentarse en el público al grito de FAMILIAAAA. No animaba espectáculos, dijo, sino que abrazaba a la gente y a la música.

Siempre soñó con hacer un programa de color en la televisión. Un programa donde todos fueran de color…negro.

Recibió homenajes en Nueva York, en el Madison y en el Studio 54. Consideró a Tito Rodríguez, su compadre, como lo mas grande de la música. Era su orgullo. Junto a él siempre colocó a Aldemaro Romero de quien decía que era un adelantado para su tiempo.

De los locutores de la salsa sus respetos siempre fueron para Henrique Bolívar Navas. Y, por los vientos que soplaban, no sabía para dónde iba la radio en esos momentos. pero a puerto no era, aseguraba.

Nació el 5 de octubre de 1933 en Caracas.

Falleció el 24 de Junio de 1985 en la Cruz Roja de Caracas.

Al momento de su muerte se desempeñaba también como profesor de locución en el Sindicato de Radio y Televisión y lamentaba mucho que los alumnos cuidaran mas la voz que el intelecto, más la figura que el amor por el oficio. Era poseedor de un perro, un gato y un arrendajo en un apartamento alquilado en Bello Campo el cual compartía con María de los Ángeles, su esposa, dominadora de cuatro idiomas y anticuaria, especialista en muebles antiguos y restauración.

Phidias pintaba, pintaba bien y escribía poemas a la vida.

Llegó a regar semillas de rosas por el Ávila, la montaña de los caraqueños, para que cada rosa fuera un regalo a la mujer.

No hubo alharaca salsosa a la hora de su muerte. Y muchos no supimos qué hacer con el dolor. El asueto de ese día de tambores por San Juan y de desfiles por Carabobo marcó la ausencia de su público. A lo mejor Gardel, muerto el mismo día, pero no el mismo año, lo pudo recibir en las alturas, para que se hiciera leyenda como él.

Phidias Danilo Escalona es eso hoy. Leyenda. Leyenda buena.

2- FEDERICO BETANCOURTFederico Betancourt

¿Hubo algún hecho que marcara tu infancia y te condujera de alguna manera hacia la música?

«Nací hace 79 años, un 22 de marzo y viví una niñez muy tranquila aparte de que nunca tuve un papá siempre mi mamá me dio lo mejor y viví una niñez muy feliz. No te puedo decir que me marcó algo. Era único hijo porque mi hermanito murió muy temprano. Mi mamá me dio todo su amor y viví muy feliz.

Yo tenía 16, 17 años y vivía en una casa de vecindad de tres habitaciones, yo vivía en esa casa de Carmen a Quinta Crespo (centro de Caracas) y mi mamá me compró un pick up en el Almacén Americano, creo que costó 200 bolívares, alta fidelidad, y yo oía a Pérez Prado, Tito Rodríguez, las orquestas de Cha cha chá. Yo me daba banquete y lo tenía al lado de mi cama. Yo solía escuchar con Rubén Mijares, que fue con el tiempo gerente del Magallanes y después de Bravos de Margarita (equipos de béisbol en Venezuela). Mijares vendía empanadas y yo vendía pasitas que compraba en el Instituto Nacional de Nutrición. Me las daban baratas y yo las vendía en la puerta de la casa junto con algunos suplementos de aventuras que compraba, leía, no los arrugaba y luego los vendía».

Para 1965 tenías 25 años y ya tenías el Combo, y grabas en 1966. Cuenta

«Había un grupo que se llamaba «El Combo Latino» que grabó un 45 rpm con «En cadenas» y «ojos negros». Yo trabajaba en un banco y tenía un grupo, «Los Selectos» en esa época la dotación era una trompeta y un trombón. Cantaba Yánez, ya fallecido y el actual cantante del Sonero Clásico del Caribe, «Papelón» (Oscar Martínez) quien todavía canta con ellos. Oí a ese grupo, El Combo Latino en Radio Difusora en un ensayo y le dije a Roberto «Oye, tremendo grupo». El director de ese grupo se llamaba el señor Mayora (Raúl Mayora) y dejó el grupo así, se lo dejó a Roberto, Roberto Monserrat, y estaban sin grabación y sin nada, y le pregunté a Roberto por el estado del grupo. Entonces me dijo que Mayora dejó el grupo, dejó unos temas y se fue parece que a Francia. Entonces le dije: «Yo puedo estar con el grupo y lo puedo poner a grabar porque yo tengo un compadre en el Palacio de la Música, que se llama Jaime González». Yo siempre tuve contacto con Jaime porque el tenía una novia que vivía en Quinta Crespo, en mi casa de vecindad. «Podemos grabar ese grupo». Hablé con Jaime para hacer la prueba y empezamos a grabar. Eso sí: Yo le dije a Roberto Monserrat: se llamará Federico y su Combo porque yo voy a poner el sonido, camioneta y todo. Roberto me dijo: «No hay problema». Allí empezamos a grabar con el sello Palacio de la Música».

Pensaba que tu relación había sido directamente con Ernesto Ahue, pero fue con Jaime González, según dices…

«Ya te comenté que Jaime tenía una novia que vivía en mi casa. Por esa vía le propuse que escuchara al grupo que tenía y hacer la prueba para grabar. Lo invité a Radio Difusora. Escuchó el grupo y al momento me dijo: «Bueno, vayan a grabar». Y lo que Jaime decía en Palacio para Ernesto Ahue era una orden porque Jaime era el jefe de promoción, y también estaba en el sello Luis Arismendi, el director de la Rondalla Venezolana».

¿Cómo te trató Ernesto Ahue en términos económicos en el Palacio? ¿ y los otros sellos con los que grabaste? Parece que hubo sellos que sólo reproducían, no grababan…

«En Palacio no me quejo por la promoción, pues fue muy buena.

En Palacio me daban 2 bolívares por Lp y medio (0,25 céntimos de Bolívar) por 45 rpm.

Recuerdo que Ernesto compró el sello Seeco, donde estaba la Sonora, imagínate. Ernesto tenía suerte para eso, pero era codo apretado…

En cuanto a otros sellos grabé con Velvet, con La Discoteca, grabé con Discomoda, con el sello Palacio originalmente. Con el sello Orbe fueron discos sacados por su cuenta. Eran sellos que sacaban las copias, pero yo grabé con los que te dije. Recuerda que el Palacio le hacía producciones también al sello Fuentes, de Colombia. Las producciones de Palacio las sacaba Fuentes.

Yo grabé con el sello Federico, porque Freddy León me dijo «Federico (ya estaba cayéndose un poco la salsa) por qué no aprovechas de grabar por tu cuenta? Yo te pongo los contactos, el costo, cuánto sale por grabar el Lp en la fábrica»… me puso en contacto con eso y yo me retiré del Palacio y grabé dos Lp’s con el sello Federico; uno se llamaba «mejor que nunca» y el otro fue «Psicodélico con salsa».

«El que distribuía y hacia la promoción era Rojitas, (José Antonio Rojas) mi trombonista que es el actual trombonista de la Dimensión Latina y yo me lo traje de El Clavo, de una procesión. (Rojitas, nacido en la costa central de Barlovento había estudiado con Bandas Militares) Él tocaba trombón de pistón y me dijeron: «Mira, ese es buen trombonista», y me lo llevé para mi casa. Vivió en mi casa, se casó en mi casa, y él me hizo la promoción con esos dos discos, luchando contra los monstruos de esas casas disqueras que tenían como 100, 200 producciones. Y Rojitas y yo con esos dos discos en la maleta del carro…»

Tuviste un arreglista y trompetista de quien siempre hablas muy bien,

Eduvigis Carrillo. ¿Cómo lo conociste? ¿Qué importancia tuvo dentro de Federico y su Combo Latino?Primer disco de Federico Betancourt

«Eduvigis fue gran trompetista. Tocó en Bandas Marciales. Tocó con Billo Frómeta y fue arreglista (nada menos que) de Leonardo Pedroza y sus Caciques. Era el arreglista de todos los artistas que iban a Radio Difusora Venezuela, que era «la matica» en ese tiempo, donde se reunían todos los músicos y Eduvigis era el arreglista estrella para el que quería arreglos para su grupo.

Yo lo tenía consentido, lo llevaba para mi casa, le daba para que me hiciera arreglos. Junto con Roberto Monserrat éramos siempre los 3 para arriba y para abajo. El triunfo fue rápido. A Eduvigis me lo llevé para Cartagena; ya tenía cáncer en la garganta. Lo trataron en el Hospital Universitario de Caracas. Ya no hablaba sino por señas y yo me lo llevaba para Curazao y para Cartagena de Indias. Era nuestro papá, Eduvigis, siempre con su mismo flucecito. Eduvigis fue también arreglista de la Sans Soucí, de Víctor Pérez y Rafa Galindo».

A Federico le gusta hacer memoria y a uno le gusta que la haga porque con su anecdotario arroja luz sobre algunas circunstancias y coloca muchos hechos en contexto. Así lo sentimos cuando le preguntamos por Phidias Danilo Escalona.

¿Y Phidias? ¿Quién llegó a quién?

«Phidias era quien tenía el programa «Llegó la hora de la salsa, el sabor y el bembé» por Radio Difusora a las 12 del día. Pero él tenía estrecha relación con el viejito Piña, porque el viejito Piña era el que le daba todas las promociones, todo lo que llegaba de Nueva York, que lo reproducía el Palacio, porque déjame decirte que de allá de Nueva York le mandaban las carátulas, las transparencias, los negativos y el Palacio lo que hacía era reproducir porque le mandaban todo: Fania, Tico, todo, y Ernesto Ahue tenía contacto directo con Nueva York y se la pasaba metido allá. Tenía una relación casi como hermanos con Jerry Masucci.

El Palacio de la Música quedaba antes en la avenida Baralt, frente a Extranjería, y a dos cuadras quedaba Radio Difusora Venezuela. (Dato de ubicación geográfica muy importante)

Con Phidias, como tenía ese programa, era un contacto directo. Él hacía sus bailes y siempre me contrataba, pero casi nunca me pagaba. Cada vez que había una verbena de Salsa eso era un Full, imagina: «Los Dementes» y «Federico»; y Phidias organizaba hasta parrillas. Él le sacaba provecho a todo. Organizaba parrillas (bailables) en la Casa Guárico y Phidias se traía parrilla en los bolsillos. Nos íbamos a pie desde la casa Guárico hasta Radio Difusora y yo le pedía mi pago, pues tenía que pagar 14 músicos. «después hablamos» era lo que me decía.

Phidias promocionaba casi todos los grupos y temas del Palacio de la Música. Y fue quien impuso la palabra Salsa en Venezuela y yo me hice, me dicen el pionero de la Salsa porque por casualidades de la vida le puse a mi disco «Llegó la salsa» como le pude haber puesto llegó el sabor, llegó el bembé, pero por fortuna incluí la palabra en mi primer LP «Llegó la salsa».

Le decían el loco Phidias por su forma de vestirse , y se ponía su zarcillo, fue el que impuso eso de los aretes en las orejas».

(Acoto que el zarcillo en la oreja derecha de Phidias era según me dijo el propio Phidias el símbolo de su pertenencia a una religión africana de origen Congo en la cual era Hechicero Mayor en grado segundo)

¿Llegaste a viajar a Europa con el Combo Latino?

«Noooooooo. Apenas viajé a Curazao y a Cartagena de Indias porque no hacía falta, porque el centro salsero en esa época era Venezuela, Caracas y La Guaira, el terminal de pasajeros, Hotel Avila. El centro salsero era Venezuela. Todas esas orquestas de Puerto Rico y Nueva York y de las islas querían tocar en Venezuela. Eramos centro mundial. Así que nada de viajar al exterior».

Dicen que la Santísima Trinidad eran Federico y su Combo Latino, el Sexteto Juventud y Los Dementes…

«¡Claro! Éramos los grupos del momento. Esas grandes verbenas, «Mano a mano de Federico y los Dementes, Perucho Torcat y Los Dementes. Tocábamos en todos los clubes, el club del Banco Nacional de Descuento, Club Paraiso, la Casa Guárico, eran espacios grandes. Acompañábamos a Justo (Betancourt), a Celia, era una vida feliz, chévere».

Tienes una larga lista de vocalistas en el Combo Latino…

«Aparte de Carlín y Dimas, con impacto tremendo por ser los primeros y los más emblemáticos en esos inicios, estuvieron además Canelita Medina (La única mujer en grabar con el Combo), Watussi, Vladimir Lozano, que grabó primero conmigo, Joe Ruiz, el Chino Suárez, Edgar «dolor» Quijada, Johnny Ramos, Pepe Acosta, (Johnny Ramos fue el que pegó El Culucucú con Porfi Jiménez, pero fue primero cantante mío), el negrito Calaven, Don Wicho, Memo Morales, que lo sacaron de Los Solistas. Entonces hice Federico y su orquesta y los cantantes fueron Memo, el Chino Suárez y Johnny Ramos.

Yo nunca busqué cantantes. Todos me los llevaban a la oficina en Quinta Crespo y yo los ponía a grabar en los LP que hice».

Por último Federico, sabemos que estás en el exterior por el tema salud. ¿Que extrañas de tu país?

«Te digo que la ventaja es que tengo todas mis medicinas, que no las tenía por más que las buscaba, próstata, tensión. Mi hija la mayor, que ya tiene 25 años en EEUU me dijo, «Papá, véngase», y me siento bien. Además mi mujer me prepara mis arepitas, mi reina pepiada y todo. Pero me hace falta el calor de mi rumbas, las fiestas, reunirme con mis amigos músicos, echarle mucha broma a Olinto, a Ray no tanto porque el vive por Guarenas, ya tú sabes…

3- RAY PÉREZRay Pérez

El 7 de abril llegó a 83 años de una muy bien vivida existencia, esa que comenzó en la Barcelona de Venezuela, en el oriente del país caribeño y suramericano.

Si bien la música estuvo desde el vamos existencial, en sus primeros tiempos fueron los cantos y ritmos propios de su tierra los que animaron sus pasos de estudiante y muchacho trabajador. Ray Pérez nunca ha dejado de hacer música ni de trabajar.

En su actualidad, ubicada físicamente en la ciudad de Guarenas, al noreste venezolano, se le suele ver haciendo él mismo sus operaciones bancarias, o comprando los alimentos en las tiendas. «Tengo que hacerlo: mi mujer se la pasa de vacaciones, viajando y entonces tengo que comprar y preparar la comida, pero me gusta hacerlo, por fortuna». Su agilidad para caminar es igual a esa sonrisa que nunca le abandona, la sonrisa del que se sabe cumplidor y satisfecho.

Para la historia discográfica

Para la cantidad de agrupaciones que conformó, e inclusive, para la cantidad de orquestas y vocalistas para los que arregló y produjo, Ray Pérez diseminó la labor en decenas de sellos discográficos, desde Prodansa, el primero en sacar un disco de Los Dementes, hasta Pyraphon, el sello fundado por el propio Ray Pérez en Caracas con el que hizo muchas producciones para grupos venezolanos.

Así cuenta Ray Pérez sus inicios discográficos:

«Mi arranque discográfico no fue pagado por ningún sello. La primera grabación fue bajo mi peculio cuando llegué a Caracas, procedente de Maracaibo (ciudad del occidente de Venezuela donde Ray vivió tres años y donde conformó al germen de Los Dementes). Fui a todas las casas disqueras y ninguna quiso mi producción».

Ray cuenta que entonces se encontró con un amigo de la zona caraqueña del 23 de enero quien le propuso hablar con el dueño de un pequeño sello, Prodansa, donde su amigo trabajaba. Así lo hizo y ese señor, José María Chacón, le dijo que sí. «A los 3 días teníamos el disco, el primer disco mío «Llegaron Los Dementes», hecho por mi cuenta».

A partir de Prodansa, y ante el arrollador éxito de » Alerta mundo: Llegaron Los Dementes» (10.000 Lp’s vendidos en una semana, apenas salió) comenzaron, entonces sí a llegar las ofertas discográficas.

Dice Ray: «Velvet viene mucho después y la RCA Víctor porque yo ya había hecho Los Dementes y me buscaron desde Costa Rica para que les hiciera dos discos, pero ya estaba en Velvet con un contrato por 5 años con José Pagé, el dueño de Velvet. Al hacer el primer LP con Pagé, «Manifestación en Salsa» y luego » Manicomio a locha» fue cuando vino de Costa Rica la gente de la RCA Víctor. Me fui a Nueva York, regresé a Venezuela y entonces me llamaron de la CBS/Columbia. Hice el grupo «Casabe» y les grabé dos Lp’s que después salieron con Sony Music».Llegaron Los Dementes de Ray Pérez

En cuanto a su relación con el sello Palacio de la Música y Fania, Ray Pérez acotó: » Estando en Nueva York trabajé para varias compañías discográficas. Al regresar nuevamente a Caracas grabé dos discos para el sello Palacio, en 1971, «Acá estoy de nuevo mi gente» y «Perucho y el loco Ray. Entonces el dueño del sello, Ernesto Ahue, me preguntó si quería grabar con Fania. El resultado fue que hice cuatro Lp’s para el sello Fania».

Hay muchas otras relaciones discográficas en la trayectoria de Ray Pérez. Pegó un tema en Panamá y un señor llamado Sergio Seche viajó a Caracas para solicitarle unas grabaciones. Ray cobró e hizo un primer disco para el sello Itsmeño que luego Sergio Seche sacó en Colombia bajo el sello Mersel, al igual que otra producción solicitada por el señor Seche.

Con el sello venezolano Promus también grabó Ray Pérez, al igual que con Discomoda.

«Con todos los sellos me la llevé muy bien». Y es así. Ray Pérez, con sus 83 años se la sigue llevando bien con todo el mundo, en plena actividad y preparado para lo que venga.

Actualmente sigue en Guarenas pues se venció su visa de EEUU y por razones de Pandemia no ha podido viajar a Bogotá para renovarla.

4- OLINTO MEDINA – SEXTETO JUVENTUDOlinto Medina

¿ Se formó por la influencia de Joe Cuba como señalan algunos? Por qué se llamaba Sexteto Juventud?

«No tuvimos influencia de Joe Cuba porque no lo conocíamos y si lo hubiéramos conocido tampoco habría influido en nosotros: no era lo que queríamos hacer.

Con suavidad y firmeza nos responde Olinto Medina, músico venezolano nacido (nos dijo) en Barquisimeto, estado Lara, el 16 de enero de 1940. Además de músico es el fundador y se mantiene como director del Sexteto que tanta historia ha dejado en la cultura musical de Venezuela y de otras latitudes».

¿Por qué «Juventud»?

«Nos llamábamos «Los Tropicales». A mi el nombre no me cuadraba mucho pero era lo que se estilaba en aquél tiempo, que si fuego, candela, y así. Entonces una vez leyendo un LP del difunto Tito Rodríguez me llamó la atención que él había grabado con el Sexteto La Playa. Muy poco teníamos referencia de él en Venezuela. Entonces yo dije: le voy a poner Sexteto, porque nosotros eramos 6 y le puse Juventud asociándolo con el nombre que tenía un club que habíamos formado en el 23 de enero, el Club Social Deportivo Juventud. Nos dimos por fundados el 13 de mayo de 1962 como Conjunto Rítmico Juventud. Para 1965 ya éramos Sexteto Juventud».

¿Cómo fue la primera grabación del Sexteto Juventud, Olinto?

«Era nuestro deseo grabar, como cualquier artista o grupo. Nuestra primera grabación fue en 1967. un número que hizo uno de los cantantes, Oscar Mijares, que era el segundo de Tabaco. Trajo el número, dedicado a Caracas por sus 400 años. Se llamó «Guasancó». Lo costeamos nosotros mismos y logramos sacar la cinta matriz de lo que se hizo y se lo llevé a un sello disquero que era Velvet de Venezuela y el presidente era José Pagé. Lo oyó y enseguida firmamos contrato».

Cuántos discos tiene el Sexteto Juventud?

Hay como 40 y pico LP . De los viejos hay como 30 y pico y CD hay como 18 y muchos no los conoce la gente. Por eso, porque ha habido poca difusión en los medios.

Precisa

Hay 42 LP desde 1967 hasta 1986.

Hubo una etapa de silencio y la gente pensaba que el Sexteto se había acabado, disuelto. ¿Qué paso?

«Los cambios de ritmos. Yo paré el sexteto por un tiempo porque había mucha influencia extranjera en lo musical y la demanda de trabajo para el Sexteto y para otros grupos latinos había bajado mucho, estaba perdida casi en su totalidad. Era por allá en los setenta y pico, casi ochenta. Entonces paré a ver que era lo que se iba a hacer, a ver si era que había que buscar otro estilo. Lo buscamos, al mismo sexteto le anexamos unos metales. Viajamos a Colombia, pero resulta que el público tradicional no quería ese tipo de grupo, lo que quería era al Sexteto Juventud como una institución, pero lamentablemente en Venezuela había bajado mucho así como también bajó Federico; es cuando entra la Dimensión (Latina) con Oscar, con el boom que ellos hicieron con los trombones volvió a ingresar la salsa. Entonces volvimos a ensamblar el sexteto y hasta ahora hemos estado trabajando muy bien».

¿Cómo retomaron la actividad?

«Desaparecimos por un tiempo pero sobre todo desaparecimos de los medios de comunicación. Nosotros hicimos muchas grabaciones pero no había forma de que llegaran a la radio, que el pueblo la oyera, y sin embargo seguimos haciendo uno que otro baile por ahí. Nos reuníamos, no queríamos caer, no queríamos dar lástima. Cuando había grandes eventos íbamos pero parecía que todo estaba perdido porque era demasiada la influencia de la música extranjera.

Entonces salió la idea con algunos locutores de la época como Héctor Castillo, y periodistas, como tú misma y buscamos revitalizar el movimiento, nos volvimos a unir; ya se estaban viendo los cambios que tenemos ahora, difundiéndose todo lo nuestro: Federico, la Dimensión, el Sexteto, y los más jóvenes, pero siempre con nuestra corriente latina porque yo no tengo nada que estar buscando en una música que no sentimos, pues.

La idea pues es mantener el grupo como una tradición porque la gente lo busca mucho. Nacimos con lo latino y nos gusta, y además nos ha dejado satisfacciones muy gratas».

¿Se han planteado nuevas producciones? Nuevos discos?

«Pudiéramos hacer las diligencias con cualquier sello disquero y nos abren las puertas, pero viendo como queman los CD en la calle, como se pierden las producciones no creo que valga la pena hacer una grabación. Hicimos una en el año 2000 cuando fuimos a México, y al mes, cuando la producción salió a la calle ya hacía 15 días que los quemadores la tenían y eso es una pérdida, un gran daño. Da la impresión de que lo que hacemos no vale nada, entonces no vale la pena tanto sacrificio».

¿Y las giras internacionales?

«Fíjate: Aruba, Curazao, República Dominicana, Trinidad y Tobago, Italia, y en Colombia Bogotá, Cali, Medellín y hasta Cúcuta. También Puerto Rico y Panamá porque eso eran intercambios con lineas aéreas».

Dos temas con anécdotas

El tema «La Cárcel» hizo alusión a alguno del Sexteto que estuviera preso?

«Hay una anécdota de un señor que chocó con un autobús. Yo venía con Tabaco en el autobús y en aquél tiempo había represión policial porque estaba la guerrilla, había una situación política muy fuerte y por cualquier cosa tú eras detenido.Disco Guasancó de Olinto Medina

Entonces hubo ese choque de un carro taxi y un autobús y llegó la patrulla pidiendo papeles y todo un alboroto. A unos cuantos se los llevaron presos.

Al otro día Tabaco se presentó con el número. «Mira Olinto, este número lo hice por lo que vivimos ayer». No sabíamos si a los detenidos les iban a dar golpes, torturas, etc. Lo cierto es que el número era muy largo, estaba descuadrado con las letras, hubo que hacerle cosas para acomodarlo y bueno, se grabó sin saber que el número iba a ser un éxito tan rotundo como sigue siendo: «La cárcel».

¿Y «Mi Calvario»?

«Hay otra anécdota con ese tema. Faltaba un número para completar el LP «La Juventud se impone». Recuerdo que iba a grabar Aldemaro Romero con una orquesta en ‘Estudios Continente’, donde nosotros estábamos grabando. Entonces el técnico dijo: «Te falta un número. Vete porque viene Aldemaro y tengo que arreglar el estudio porque son como 40 músicos ahí». Nos fuimos a una casa para ensayos que alquilaba el maestro Vicente Flores, folclorista, a 5 bolívares la hora, imagínate. Tabaco tenía una letra y parte de la melodía para esa letra. «Tengo un bolerito» había dicho. Ensayamos para meterle el tiempo del reloj y el tiempo musical. Lo repasamos unas 20 veces. Quedó fino. Al día siguiente fuimos a grabar. El número, «Mi Calvario» lo pusimos por el lado B del LP como un desprecio pues, y resulta que aquello se convirtió en el mayor hit pegado y obtuvo todos los premios habidos y por haber. Por eso es que uno graba y uno no sabe…»

¿Y los cantantes?

«Hemos tenido varios. Claro: Tabaco. También Nelson Navas, quien grabó como 6 LP con el Sexteto. Luego vino Erasmo Machado ‘pachanga’, mi hermano Juan, Héctor Lozano, Yurben González… Han pasado varios cantantes, sobre todo para grabación».

¿Qué diferencia sientes entre la salsa de los sesenta y la de ahora?

«Hay una diferencia en el sonido. Por lo menos en la de los sesenta los sonidos eran naturales, tú veías cualquier cantidad de músicos y lo menos que tenían en la mano era un güiro, una maraca, y había que sacar sonidos. No teníamos la tecnología de hoy en día, cuando cualquier persona con un instrumento te arma una orquesta de 10 o 12 personas y crees que están tocando 20. Esa es la diferencia. Lo tecnológico y lo original».

Olinto, ¿quién es Ojo e vaca?

«El que toca el tres, mi hermano Juan. Cuando estábamos grabando, en el estudio los músicos se ponían sobrenombres y él se quedó con ese porque tú sabes cómo tiene los ojos…»

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